Mencia & Yarza (Penya la Verema)

Pues está claro que no ando sobrado ni de tiempo ni de ganas de escribir. El vino sigue siendo una parte muy importante de mi día a día, pero entre catas, clases en el grado de de Ciencias Gastronomiacas y algún que otro evento, no parece que mi vida de más de sí y más dado que mi dedicación «principal» sigue estando ligada a la economía pública junto con la mayoría de mis clases, en la facultad de Economía de la Universidad de Valencia.

No obstante, el verano trae algunos momentos de recogimiento y en uno de estos me he animado a reflejar esta cata de la Penya La Verema, que aunque «viejita» sigue dando algo de guerra. Concretamente me refiero a la cata 289 que tuvo lugar en Mayo de este mismo año  y cuyo relato abordo a continuación.

Cata 289 de la Penya La Verema, 19 de Mayo de 2019

Aunque parecía que se había consumado la deriva de la penya hacia las catas “puras” en las que la cena fuera una parte marginal de las reuniones, siguen habiendo importantes inercias que nos llevan a catas con cena. Esta cata fue de algún modo una vuelta a las “raíces” y para ello el organizador, Quique Lozano, eligió el Restaurante Yarza, en Russafa. 

La cata tuvo un claro perfil, mencias del Bierzo ensambladas con otras variedades y también recuperamos la tradicional adición de un vino infiltrado, en este caso un Burdeos de muy buen nivel que acabó ganando la cata.

Los vinos catados fueron por orden de clasificación:

  1. Le Carillon d’Angelus 2015 (83,50)
  2. Dominio de Anza Finca El Rapolao 2016 (83)
  3. Villa de Corullón 2015 (80,17)
  4. Rapolao la Vizcaina 2016 (75,67)

En los links de CellarTracker se puede encontrar mis notas de cata, por si fueran del interés de alguien, pero quiero permitirme comentar las carácterísticas básicas de cada uno de ellos. 

El Carillon d’Angelus es el segundo vino de Château Angélus, la prestigiosa bodega de Saint-Emilion. En este año se elaboró con un 50% de merlot, un 40% de cabernet franc y un 10% de cabernet sauvignon. Se crió en barricas francesas, la mitad nuevas y la mitad de segundo uso durant 14 meses. Un tinto aún joven pero muy prometedor con personalidad y buena definición y que catado a cigas destacó frente al resto de vinos catados.

Dominio de Anza Finca El Rapolao elaborado por Diego Magaña con uvas de la Finca El Rapolao, fruto del ensamblaje de un 90% de mencía y el resto Alicante-Bouschet y sousón. Fermentó en barrica y pasó 12 meses en brricas nuevas de roble francés. Un tino con magnífica presencia con un perfil más mediterráneo que atlántico.

Villa de Corullón es ya todo un clásico del Bbierzo, o al menos de la renovación de dicha zona de la mano de los descendientes de J. Palacios, es “vin de Village” y se elabora bajo la dirección de Titín Palacios. En este caso se trata del ensamblaje de un 89% de mencía, 9% de uvas blancas y un 2% de otras tintas. Se crió durante 13 meses en barrica. De nuevo un vino en el que pria más el caracter mediterráneo frente a otras elaboraciones de la bodega.

Finalmente catamos el Rapolao la Vizcaina 2016 que elabora Raúl Pérez también en la finca El Rapolao para el proyecto La Vizcaína de Vinos. Se elabora con un 90% de Mencía y el resto es Bastardo y Garnacha tintorera. La uva no se despalilla, macera durante 30 días y se cría durante 12 meses en barricas de roble frances. Para mí el vino más complicado, se mostró muy reducido, quizás necesitado de más botella, y no acabó de expresarse en plenitud, lo que se apreció en ls valoraciones de la mayoría de catadores. 

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La cena tuvo lugar en el restaurante Yarza, en la Calle Císcar, 47 de Valencia, cuyo lema “cuina del passat, menjar del futur” dice mucho de su filosofía. Una cocina con raíces al cargo del cocinero Manuel Yarza que me recordó al concepto tradicional y ya casi perdido de las casas de comidas con su justo punto de actualización. Tomanos una crema de calabaza muy rica, una ensaladilla rusa bien solventada, bravas -pues eso, bien hechas y sin toques exóticos-, unos resultones buñuelos de bacalao y de plato fuerte una merluza a la navarra, que estando buena fue el plato que menos me llamó la atención. Postres al centro para acabar. Todo esto lo regamos primero con un Ribeiro muy solvente, el Ramón do Casar 2018, luego con un Rioja con años, el Viña Real Reserva 1985 que aunque con sintomas de fátiga aguanto bien el tipo y se mostró muy fino y para cerrar la cena un seductor Lustau Vintage Sherry 2002, uno de esos vinos indefinibles con los que nos suelen regalar los sentidos los amigos de Lustao, un palomino “dulce” con una larga crianza oxidativa y estática que me resultó muy convicente.

Buena cata la que nos preparó Quique Lozano -de quien también procede la foto- e interesante descubrimiento este Yarza, que promete ofrecer unos más que interesantes menús al medio día, dado su natural tendencia hacia los guisos de cuchara.

 

 

Cata 282 de la Penya La Verema: Espumosos del Penedés.

Cata 282 de la Penya La Verema: Espumosos del Penedés. Valencia, 19 de Julio de 2018. Restaurante del Mercado de SanPau.

Bajo la batuta del organizador, Quique Guillem, llegó la hora de la cata previa a las vacaciones. Como no podía ser menos para hacer frente a la canícula valenciana se buscó vinos con frescura y la elección se decantó en favor de vinos espumosos y Quique nos preparó toda una encerrona en la que con espumosos con mucha personalidad buscó, a ciegas, ver si los catadores éramos capaces de identificar el origen de los vinos y tengo que decir que no fue fácil. Concluido el reto y destapadas las botellas más de uno nos sorprendimos al ver que se trataba en los cuatro casos de vinos del Penedés.

El ganador de la cata fue un imbatible Turó d’En Mota que tuvo la máxima puntuación tanot en media ordinaria (83,75) como en acotada (83,33) y la menor desviación típica en puntuaciones. Era uno de los grandes y, a ciegas, no dio lugar a dudas.

El segundo clasificado fue un cava que o había probado nunca, María Rigol Ordí Gran Reserva brut nature 2011, un cava con una relación calidad/precio magnífica, que obtuvo una nota media acotada de 82 y también una desviación típica baja.

El tercer clasificado fue el Bufadors Vinya del Rascarà 2013, novedad en el mercado, el más joven de la cata y en mi opinión, bastante necesitado de botella. Su media acotada fue de 77,33 con una desviación típica de 4,72.
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Cerró la clasificación el Colet Assemblage Extra Brut 1996, un vino que normalmente me suele gustar y que en este caso se mostró sucio y poco atractivo. No sé si cuestión de edad o de la botella, pero fue muy penalizado por algunos de los catadores.

Por cierto, que sólo 2 de los 8 catadores, Arend y Quique Lozano, consiguieron acertar los 4 vinos en base a la información que aportó el organizador…
Tras la cata disfrutamos de un apetitoso menú que incluía una ensalada valenciana de tomate valenciano y bonito del norte, sepia plancha, kefta vietnamita con salsa de ostras, lomo alto trinchado y un surtido de postres.

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(C) QuiqueLozano

La cena fue acompañada de algunos vinos, concretamente del riesling Goldkugel 2011 de Barzen (Mosela) que aunque se supone seco tiene un toque afrutado. También bebimos un Placet Valtomelloso 2015 de herencia Remondo, un blanco con peso ideal para aquellos que no desmerecen los blancos con madera. En tercer lugar tomamos un Finca herrera Garnacha 2014 de Cigales, un tinto atractivo con frescura pero con materia- En cuarto lugar degustamos un Viñas del Vero Val de Vos reserva 1995 que pese a su edad, mantuvo el tipo y mostró excelente presencia para concluir, ya en los postres, con un Moscatel Málaga Virgen reserva de familia, criado en barricas de roble Allier.

De 25 en 25, paseo por las burbujas

Cata 281 de la Penya La Verema: De 25 en 25, paseo por las burbujas. Valencia, 21 de Junio de 2018. Taberna TECA.

Los conceptos que definen las catas de la Penya La Verema son de lo más variados. No es la primera vez que el precio es un hilo conductor, pero en este caso, la idea era catar espumosos cuyo precio fuera subiendo , paso a paso, 25 € respecto al primero. Para ello Quique Lozano hizo una elección aparentemente sencilla, 3 champagnes y, como es habitual también en la penya, con un “tapado” para callar las bocas de los que vamos de “marisabidillos”.

Claus Preisinger Xtravaganza 2013, fue el primero de los espumosos catados, con un precio aproximado de 25€ y que con 85,50 pts de media fue el ganador de la cata. Un curioso blanc de noirs austriaco, de la zona de Burgeland y elaborado con la variedad St. Laurent, que si bien no es muy conocida en España no es menos cierto que es la es la tercera variedad tinta más plantada de Austria. Elaborado con el método champanoise en tanques de Inox y siguiendo los preceptos biodinámicos (está certificado). Para aquellos aún sean creyentes de las notas de cata os dejo aquí mi comentario.

El segundo espumoso, y primero de los champagnes fue el Larmendier Bernier Terre de Vertus Premier Cru Non Dosé 2011. Fue el vino que más me gustó de la cata y el tercer clasificado, con media no acotada de 83,63. En este caso hablamos de un blanc de blancs de la zona de Vertus de las parcelas de Les Barillers y Les Faucherets situadas a mitad de la pendiente con orientación suroeste. Fermenta con levadura salvajes y también la FML se produce de forma espontánea en las barricas… La crianza sobre lías es de al menos 4 años y, no se le añadió licor de expedición. De nuevo os pongo la referencia de mi comentario de cata. Su precio unos 50€.

El tercer espumoso por orden de precio fue el Champagne Tarlant Cuvée Louis, un “Non millésimé” «sans dossage» fruto del ensamblaje de 50% chardonnay y 50% pinot noir procedentes del lieu dit Les Crayons (Tiza) en Oeuilly (Valle de la Marne), rico en tiza. Vinificación realizada en madera, con un 20% de barricas de roble nuevas. Sin FML. Vino procedente de la añada 2000 con vinos de reserva de las añadas 1999, 1998, 1997 y 1996. Embotellado en mayo de 2001 y degollado en Noviembre de 2016. Aquí mi comentario, de nuevo. Su precio, unos 75€.

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(C) QuiqueLozano

Finalmente, el cuarto de los espumoso, de nuevo un champagne, fue el Bollinger La Grande Année 2005, fruto del ensamblaje de 66% Pinot Noir, 34% Chardonnay. 13 crus: principalmente Aÿ y Verzenay para el Pinot Noir y Avize, Chouilly y Mesnil-sur-Oger para el Chardonnay. 95% Grands crus y 5% Premier crus. Fermentado en barricas. 2005 fue un año complicado, de verano caluroso y algo de lluvia en septiembre que causo un poco de botrytis. Licor de expedición: 6 gramos por litro. Fue el segundo clasificado de la cata (85). Mi comentario aquí. Su precio, unos 100€.

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(C) QuiqueLozano

Tras la cata llegó el momento de hacer una cena “ligera”. La Taberna Teca, tiene una oferta de cocina de mercado y una oferta de vinos muy interesante, en la que figuran no pocos vinos “alternativos”. Comenzamos por algunas tapas, como una sabrosa ensaladilla rusa, alcachofas plancha, sepionet plancha, croquetas, huevos rotos con jamón y un delicioso magret para acabar con un postre variado. En la cena disfrutamos de dos de los vinos de la carta, más concretamente 2 “orange wine”, primero el Orange de Bodegas Cueva by Mariano, y un “orange” georgiano o mas bien un “ámbar”, tal y como rezaba la etiqueta, Pheasant’s Tears Rkatsiteli Amber. Dos elaboraciones nada desdeñables, aunque me quedo con la frescura y “facilidad” del orange valenciano. También hubo un vino riojano que aporté yo, un Viña Real crianza 1982, algo cansado, pese a ser de una añada excepcional. Aquí cuento mis impresiones. Ya para cerrar, acompañamos los postres con un excelente madeira, Barbeito Madeira Sercial 10 Years Old.

De nuevo una cata para reflexionar sobre lo difícil que es catar a ciegas y como se rompen esquemas que el peso de la etiqueta no permite romper en las catas a la vista.

El Ródano en blanco

EL RÓDANO EN BLANCO

Cata 279 de la Penya La Verema

Con el lema de “El Ródano en blanco” nuestro compañero de Peña Pepe García, fue el responsable de organizar la primera cata de la nueva etapa de la Penya La Verema. El sitio de la cata fue El Obrador (Carrer Sant Clement, 4 de Valencia) donde luego disfrutamos de una cena “ligera”.
Como bien comentaba Pepe en su presentación de la cata hay diferencias sustanciales entre el Ródano Norte y el Ródano Sur. A lo largo de los más de 200 km de longitud de este importante río vitivinícola pasamos desde el clima continental del Norte, más frío al carácter mediterráneo del Sur, con veranos cálidos e inviernos suaves. En variedades blancas en el Norte destaca la viognier, bien sola y o bien ensamblada junto a la marsanne y roussanne. Por su parte en el Sur es más frecuente encontrar variedades como la grénache blanc, clairette, la counoise y la bourboulenc.

 

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Los vinos catados tenían el aliciente de ser –con una excepción- vinos blancos en zonas donde suelen ser más conocidos y reconocidos los vinos tintos. Tres procedían de AOC del Ródano Norte y uno del Ródano Sur.

De Norte a Sur catamos:
Un Condrieu, zona donde se producen exclusivamente vinos blancos con la variedad Viognier. Concretamente catamos el Condrieu 2015 de E. Guigal, el primero de los vinos catados y el segundo clasificado por media acotada (81,75) con una mayor desviación estándar de 5,59. 13,5% de vol. alcohólico y procedente de viognier de 30 años de edad. Fermentó en barricas de roble francés nuevas (1/3 del vino) y en depósitos de Inox (los otros 2/3). Se crío durante 6 meses en barricas de roble nuevo. El carácter varietal era tan marcado que fue descubierto por 6 de los 9 catadores. De entre los catados este vino contaba con las valoraciones más altas por parte de la crítica profesional, con un 95 de Robert Parker, un 92 de Wine Spectator y un 16,5 de Jancis Robinson.

Un Saint-Joseph, zona de nuevo característica de tintos con syrah si bien está permitido –y era tradicional- añadir hasta un 10% de las blancas marsanne y roussanne. En este caso catamos el Domaine Romaneaux Saint Joseph 2014, con un 13,5% de vol. alcohólico y monovarietal de roussanne (de 30 años), lo que a su vez es poco frecuente en la zona donde normalmente los blancos son un ensamblaje de las 2 variedades características. Las uvas se cosechan a mano, se someten a una maceración larga a baja temperatura sin despalillar. Fermenta en tanques de madera y envejece con sus lías finas en barricas de roble de segundo año durante 8 meses. Fue el vino ganador de la cata con una media acotada de 84,71 y la menor desviación estándar de toda la cata. A mí también fue el vino que más me gustó, con diferencia. Con un precio de 41,70€ fue el vino más barato que catamos.
Un Hermitage blanco. Siendo Hermitage una zona conocida por los tintos elaborados con syrah no recuerdo haber catado demasiados blancos de esta región. Fue el tercer vino que catamos y el tercer clasificado por media acotada (81,43) con la mayor desviación estándar entre los vinos catados. Se trató de Le Chevalier de Stérimber Hermitage 2012 de Paul Jaboulet. Con un grado alcohólico de 13,5% y un ensamblaje de 70/ marsanne y 30% roussanme (de más de 60 años). Fermentado e hizo la maloláctica en barrica y se crío sobre sus lías con batonages periódicos durante 10/12 meses. Con casi 70€ de precio, este fue el vino más caro que catamos.
Finalmente llegó la hora del único Ródano del Sur, un Chateauneuf-du-Pape blanc. De enuvo es una zona donde dominan las variedades tintas, y concretamente la garnacha tinta es la variedad más plantada. En este caso el vino fue el Domaine de la Janasse 2015, con un grado alc. de 14% y un ensamblaje de 60% grénache blanc, 20% clairette y 20% de roussanne. El vino fermentó en INOX. La garnacha y la clairette se criaron sobre sus lías durante 7 meses en depósitos de INOX y la roussanne durante 7 meses en barricas de roble francés (8’% nuevas). Fue el último clasificado por media acotada (80,57) con la mayor desviación estándar de 4,7.
La diversidad de añadas y de ensamblajes pareció facilitar el número de aciertos en la cata, pero lo cierto es que ninguno de los 9 catadores tuvo un pleno y somos bastantes los que nos tuvimos que conformar con sólo 2 aciertos.

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Por lo demás felicitar a Pepe por la idea de la cata, la elección de la zona nos desconcertó a todos y las primeras disquisiciones antes de que comenzara a ofrecer algo de información resultaron muy desenfocadas. El perfil de los vinos, una vez conocidos era ciertamente mediterráneo y habían elementos comunes como el trabajo con la madera –con diferentes intensidades- y la cremosidad aportada por los battonages y el trabajo con las lías.